Categoría: -bitácora reptiliana-
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Páginas arrancadas del diario de un reptil (14)
De vez en cuando pensaba en ir a buscar a Leonard a la universidad, se me antojaba una posiblidad bastante probable, que son mis posibilidades favoritas, aunque no siempre. Lo último que sabía de él era que lo habían despedido de su ultimo trabajo – vigilante nocturno en un parking -, y que esperaba a cobrar una indemnización,…
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Páginas arrancadas del diario de un reptil (13)
En una buena resaca de meta anfetamina sucede que, después saborear el glorioso momento del pensamiento a la velocidad de la luz todo va para abajo, y no hay remedio. Cada segundo tarda en desprenderse del anterior, como una página pringosa que tienes que esforzarte en despegar para poder pasar a la siguiente. El tiempo…
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Páginas arrancadas del diario de un reptil (12)
La mayoría de las vidas son libros que nadie querría leer. Yo no al menos. No todos. No enteros. Cada uno piensa lo que quiere, casi siempre, pero los puntos y las comas están en cualquier historia, quien lo diría. Todo esto porque hablé con un viejo, enfermo el pobre. Apenas media hora. Bebimos moscatel,…
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Páginas arrancadas del diario de un reptil (11)
«¿Exactamente qué palabra has utilizado antes? Es interesante, todo esto que dices». No sé que cojones de palabra le habría dicho, pero me lo puedo imaginar, cuando empiezo con los discursitos cargados de palabras de cinco duros soy una mina. Recalcitrante, por ejemplo, suena de cojones, es un hecho innegable. Voy cogiendo carrerilla hasta que…
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Páginas arrancadas del diario de un reptil (10)
Atranco la puerta con una silla y me asomo a la ventana para ver las estrellas. Un par de ellas nada más, la noche se me aparece nublada. Ahora ya con más calma. Antes de encerrarme aquí le he dejado las cosas bastante claras, creo, pero no me fío un pelo. Espero que no…
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Páginas arrancadas del diario de un reptil (9)
De eso hace ya un tiempo. Dos años después Lis me lo presentó en una fiesta. ¡Coño! pensé, menuda casualidad. Nos hicimos íntimos, proyectábamos grandes viajes siempre que compartíamos una curda. Tenía la sensación de compartir con él algo que me resulta muy complicado expresar, la sensación de no tener que decir nada para…
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Páginas arrancadas del diario de un reptil (8)
Vi a Leonard por primera vez en unos San Fermines, fui para allí con Marino y la chica de Marino, había vivido con ellos un tiempo atrás y nos juntamos con la intención de darnos un buen festival. No recuerdo muy bien cómo fue la cosa pero nos cruzamos con la típica atracción consistente…
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Páginas arrancadas del diario de un reptil (7)
¿Sigues bailando? me voy dentro de tres días, estaré fuera un mes, tengo una gira, poco más y ni te enteras. Por cierto, estuve con Leonard el otro día, preguntó por ti, dijo que prometiste escribirle algo – dijo Lis. siempre me pasa eso. ¿el qué? que no me gusta…
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Páginas arrancadas del diario de un reptil (06)
Sonaron unas llaves. Sonó la cerradura y entró Lis con una barra de pan y dos litros de cerveza. – Para luego – Colgó la bolsa en el pomo de la puerta y dio tres pasos hacia la cama exagerando el balanceo de la cadera – ¿Dónde has puesto las naranjas? Señalé la mesa de mimbre…
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Páginas arrancadas del diario de un reptil (05)
Cerré los ojos. A estas alturas de la vida jamás habría pensado que un colchón pudiera hacerme tan feliz, tenía las articulaciones desechas. Dormir en la calle envejece a uno, empezaba a darme cuenta. Tumbado sobre el colchón, sintiéndome caer a través de él, las palabras comenzaron a escurrirse hasta dejarme desnudo.