Tristram Shandy: A Cock and Bull Story me parece una película cojonuda, es divertida e inteligente pero tengo una duda: ¿me habría parecido lo mismo si no hubiese leído el libro? Por la extraña naturaleza del mismo resulta esta cuestión más trascendental que en otros casos. Se dice en la propia película que es un libro imposible de adaptar y es por la extraña estructura del mismo, llena de revueltas y divagaciones. El caso es que uno no puede imaginar como sería la sensación sin haber leído el libro ni puedo volver atrás para verla antes de leer el libro. Por eso es arriesgado recomendarla, añadido a que siempre que te recomiendan positivamente algo esperas más de ello que si no lo hubiesen hecho con la consecuente decepción.
Michael Winterbotton entiende que la adaptación literal sería fallida por eso trata de captar las esencias del libro. Por un lado está el tema estructural que parece fácil pero hay que hacer convenientemente para que el espectador no pierda el interés. No podía faltar el aspecto cómico que no es que sea un aliño sino que es una de las partes más importantes y se consigue gracias a los descacharrantes diálogos entre Steve Coogan y Roy Brydon. Y por último está mensaje trascendental de la obra que aparte de en el subtexto se explica explícitamente a través del experto interpretado por Stephen Fry: la imposibilidad de controlar la vida y mucho menos aprehenderla en un libro.
¿Y después de esto que más decir? Pues que te arriesgues y la veas. Pero si no te gusta yo no he sido.
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