La joven del agua es un cuento de hadas y como tal hay que tomarlo, lo digo porque siempre hay alguien que la descarta porque le parece una fantasmada. Como cuento de hadas me pareció maravilloso, me hizo sentir una emoción que no sentía hace tiempo con una película.
Lo que más me gusta de las películas de Shyamalan es que a diferencia de la gran mayoría del cine actual no deduzco la historia que me depara, algo de lo que propio director hace burla en esta película. En esta ocasión hace un homenaje a los cuentos, la película escapa de lo verosímil y precisamente ahí reside su magia. Por ponernos un poco más profundos, pero sólo un poco, también se dedica a indagar en la forma de contar las historias, sobre su estructura, sobre las tipologías de los personajes y la forma de presentarlos.
Mucha gente está decepcionada con la trayectoria de Shyamalan, después del pelotazo que fue El Sexto Sentido esperaban a un maestro del terror pero sus siguientes películas no han seguido por esos derroteros (aunque sus trailers han intentado convencernos de lo contrario). A mi en cambio me parece que se ha convertido en un genial artesano del oficio de hacer cine.
Shyamalan, que al uso de Hitchcock se suele hacer apariciones fugaces en sus películas pero en esta vez se reserva un papel bastante importante, nos cuenta la historia de una ninfa. La ninfa es interpretada por la delicada Bryce Dallas Howard y busca completar una importante misión cuando encuentra la protección de Paul Giamatti que hace de un apocado encargado de un edificio de apartamentos. A partir de ahí se suceden fascinantes eventos que nos atrapan como a niños escuchando un cuento antes de dormir.
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